Después de escuchar tu intervención del pasado martes en el Congreso, estoy dudando, Rosa, entre asomarme al balcón para cantarte una saeta con peineta y todo, o meterme en la cocina a hacer torrijas y darte un par –de torrijas, claro– para intentar dulcificarte el carácter. Qué genio te gastas, Rosa de España. Soy tan fan…
|